Increíble!!. El whatsapp, lo miro y puedo observar última vez 13 de agosto de 2018. Mis ojos se llenan de lágrimas y un gran ahogo siento en mi garganta. Impotencia, rabia y dolor.
No es posible!, eras una niña cuidando a tu hijo. Creías en el amor y tenías tanto para dar.
“Trabajo cuidando enfermos en San Rafael”, “tengo un hijo”, “necesito dinero para todos los gastos”… son palabras que vienen a mi mente de nuestras conversaciones. Comienzo a recordar: yo, acompañaba a mi padre en sus últimos días. Te encontré en el pasillo del Hospital, nos saludamos. Pasaron los días, nos cruzábamos en el pasillo y comenzamos a intercambiar impresiones.
Fueron días tristes pero entablamos una amistad. Venías a tu trabajo y te pasabas por nuestra habitación para preguntar cómo habíamos pasado la noche. Eras alegre, parlanchina y resolutiva. Te has ido sin despedirte esta vez, yo me he quedado con tu recuerdo de chica enamorada que busca una nueva vida y “no puede ser posible tanta maldad”.
Todas somos supervivientes en un mundo falto de igualdad, pero tu ingenuidad debido a tu leve retraso cognitivo te hacía más vulnerable. Embarazo adolescente por amor, y ese amor que idealizamos nos lleva a una dependencia. No vemos la falta de respeto continuado en el día a día, nos hace victimas de nuestros miedos y de un mal entendido amor.
Nunca te olvidaré LEYRE GONZÁLEZ JUSTO.